¿Sabías que la proteína puede ser una de tus mayores aliadas durante la transición hormonal?
En la perimenopausia, el cuerpo cambia, y no siempre de la forma que esperamos. Tal vez notas que subes de peso más fácil, que pierdes fuerza, o que te cuesta más mantener la energía durante el día. Y aunque a veces pareciera que nada ayuda, lo que comes sí puede marcar una diferencia. En especial, cómo incorporas la proteína en tu día a día.
Cuando tu cuerpo pide más soporte (y no solo descanso)
La perimenopausia no es una enfermedad, pero sí una etapa de grandes ajustes. Muchas mujeres experimentan pérdida de masa muscular, mayor acumulación de grasa abdominal, más fatiga, dificultad para dormir o cambios de humor. Todo esto tiene una raíz común: el desequilibrio hormonal.
Aquí es donde la proteína se vuelve clave. Es especialmente importante entre los 40 y 55 años —el rango típico de la perimenopausia—, cuando los cambios hormonales aceleran la pérdida muscular y afectan el metabolismo. Incorporarla de forma adecuada puede ayudarte a transitar esta etapa con más fuerza y claridad. Porque no se trata solo de “comer más sano”, sino de comer de forma estratégica para acompañar los cambios del cuerpo. La proteína no solo alimenta tus músculos, también regula tus hormonas, estabiliza el azúcar en sangre, mejora la saciedad y ayuda a evitar esos antojos que parecen imposibles de controlar.
¿Estás comiendo suficiente proteína? Probablemente no (y no es tu culpa).
Muchas mujeres adultas no llegan a la cantidad ideal de proteína diaria. Las necesidades cambian con la edad y el contexto hormonal. Lo que antes te bastaba, ahora puede no ser suficiente.
Una guía general es consumir entre 1.2 y 1.6 gramos de proteína por kilo de peso corporal al día, dependiendo del nivel de actividad y condición física. Además, investigaciones recientes sugieren que distribuir la proteína a lo largo del día —idealmente 25-30g por comida— mejora su aprovechamiento para mantener la masa muscular. Eso significa que una mujer de 65 kg debería apuntar a unos 80–100 g de proteína diarios. Pero más allá de los números, lo importante es asegurarte de incluir una buena fuente de proteína en cada comida, empezando por el desayuno.
¿Qué beneficios concretos tiene aumentar tu proteína?
Incluir más proteína en tu alimentación no es solo una recomendación técnica, es una decisión que puede transformar cómo te sientes en el día a día. No hablamos de soluciones mágicas, pero sí de una base sólida para ayudarte a recuperar vitalidad, claridad y conexión con tu cuerpo.
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Más fuerza y menos pérdida muscular: mantener tu masa muscular no solo te da energía, también protege tus huesos y te hace sentir más fuerte para las actividades cotidianas.
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Menos antojos y más saciedad: cuando comes proteína suficiente, tu apetito se estabiliza. Te sientes más satisfecha y menos esclava del azúcar o los snacks emocionales.
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Ánimo más estable: tu cerebro también necesita proteína para producir serotonina y dopamina, neurotransmisores que influyen directamente en tu bienestar emocional.
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Metabolismo más eficiente: consumir suficiente proteína puede ayudar a estabilizar los niveles de glucosa en sangre, lo cual es importante en esta etapa donde muchas mujeres desarrollan una sensibilidad alterada a la insulina. No es una solución única, pero sí una herramienta que, junto con otros hábitos, contribuye al equilibrio metabólico.** ayuda a prevenir resistencia y a mantener tu energía más estable.
Fuentes de proteína funcional que puedes incluir (y combinar con movimiento)
No se trata solo de carne o pollo. Y tampoco se trata solo de comer bien: combinar una alimentación rica en proteína con ejercicio de fuerza (como pesas, yoga o entrenamiento funcional) potencia los beneficios, ayudando a conservar tu masa muscular y tu vitalidad. Aquí tienes algunas opciones que puedes adaptar a tu estilo:
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Huevos
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Pescados como salmón o sardinas
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Yogur griego o kéfir natural
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Legumbres (combinadas con cereales integrales)
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Tofu, tempeh, seitán
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Semillas de chía, cáñamo o girasol
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Suplementos de proteína limpia (en polvo, si es necesario y de buena calidad)
Comer suficiente proteína en la perimenopausia no es una moda ni una estrategia de gimnasio. Es una forma real, efectiva y sostenible de apoyar tu cuerpo, tus hormonas y tu bienestar integral. Observar cómo te sientes cuando priorizas proteínas de calidad puede ser el primer paso para recuperar energía, equilibrio y fuerza en esta etapa tan importante. No se trata de hacer dieta, sino de nutrirte con más conciencia.